Mucha gente piensa en un urólogo cuando considera afecciones como una neoplasia y la incontinencia, pero en realidad la urología abarca una gama mucho más amplia de afecciones. Los urólogos tratan todas los problemas del tracto urinario y del aparato reproductor masculino.
Algunas de las afecciones más comunes por las que se acude al urólogo son las siguientes:
Neoplasias:
La urología abarca el tratamiento de las neoplasias urológicas y otros males relacionadas. La neoplasia ala próstata, por ejemplo, es no cutáneo más frecuente entre los varones estadounidenses, y uno de cada 10 hombres lo padecerá en algún momento de su vida.
Disfunción masculina:
La urología también abarca el tratamiento de la disfunción en la relación, que se manifiesta más comúnmente como impotencia (disfunción eréctil). La impotencia se produce por muchas razones, como el envejecimiento, daños en los nervios o músculos de los órganos reproductores, o como efecto secundario de otro problema crónico. Tiene diversos procedimientos, entre ellos los que ayudan al hombre a lograr una rigidez de forma natural y los que utilizan dispositivos para conseguir una rigidez artificial. A veces se recurre al urólogo para ayudar a las parejas a tratar la infertilidad masculina y lograr un embarazo satisfactorio.
Incontinencia:
La incontinencia, o incapacidad para retener adecuadamente la orina en la vejiga, es bastante frecuente. Muchas mujeres experimentan este problema después del embarazo y el parto, ya que los músculos del suelo pélvico se estiran y se dañan. También puede producirse como parte del proceso de envejecimiento, incluso sin embarazo. Los urólogos disponen de diversos procedimientos, como medicamentos para controlar los espasmos vesicales, fisioterapia para mejorar el tono de los músculos del suelo pélvico y cirugía para reconstruir parte del soporte alrededor de la vejiga. El objetivo de este aspecto de la urología es devolver la dignidad al paciente mejorando su calidad de vida.
Atención Pediátrica en Urología
La urología pediátrica suele ocuparse de los defectos congénitos que afectan al tracto urinario o a los órganos reproductores masculinos. Entre las anomalías congénitas más comunes se encuentran la localización anómala del órgano uretral, la distensión del riñón, la obstrucción de la unión ureteropélvica. A veces los pacientes pediátricos también necesitan la ayuda de un urólogo cuando luchan contra problemas crónicos del tracto urinario. Los niños que necesitan la ayuda de un urólogo suelen ser remitidos por su pediatra.
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